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Cientista Politico y Licenciado en historia.

sábado, 13 de marzo de 2010

Paradojas: La fuerza de la naturaleza y la naturaleza de la política.

Inexorablemente la fuerza de la naturaleza se entronca con la naturaleza de la política, del devastador seísmo del 27 de febrero, pasamos al segundo terremoto que es el social. Así nos damos cuenta que la finalidad última del gobernante es la de encausar a mejor puerto este segundo terremoto, que es el único que está a su alcance, por su puesto. La naturaleza de las cosas hizo que el ingrediente político estuviese más presente que nunca, a días de la transición de gobierno observamos el desastre que dejó el terremoto en las zonas centro- sur del país. Por su parte, el mismo día del traspaso de mando se sintió con inusitada fuerza, como tres temblores sacudieron el Congreso Nacional. Sin embargo, no es de sorprender un hecho de estas características, cabe recordar que el último presidente de derecha elegido democráticamente en Chile, fue Jorge Alessandri Rodríguez en el año 1958. Hasta el momento nada nuevo en este evento, pero pocos recuerdan que el mismo día de su elección se produjo el Terremoto de las Melosas de ese mismo año, el epicentro fue el mítico cajón del Maipo al alero de la confluencia de los ríos Maipo y Volcán. La escala de Mercalli se empinaba por sobre los XI puntos (luego fue modificada la escala); y por la magnitud de los hechos se suspendió el Mensaje presidencial, por falta de garantías. Posteriormente, justo dos años -en 1960- vendría el archiconocido terremoto de Valdivia, donde Alessandri Rodríguez tuvo la ardua tarea de levantar a un país que venía con una economía devastada por los altos porcentajes de inflación que dejaban los gobiernos radicales. Así se crea el Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción y se cambia la moneda nacional - de Peso a Escudo- equiparándose uno a uno al dólar.
Hoy en día, Los disidentes a este bando político podrán decir que el país no está preparado para recibir a un presidente de derecha, que es por eso que tiembla. Sin embargo, para los otros, podrían decir que el gobierno entero de la concertación es un constante terremoto. De igual forma, divergentes y partidarios están más unidos que nunca, que lindo es saber que las fuerzas de la política aúnan sus fuerzas para ir en detrimento de las zonas afectadas y lo que es mejor aún por la naturaleza misma de la política que es el bien común, entendida por Santo Tomás como “la buena vida humana de la multitud”.
Sin embargo, siguiendo el hilo de las paradojas de la política, es necesario insistir que el gran modelo que quiso instaurar la concertación desde un inicio fue sacar del poder a los militares; sin embargo, las vueltas de la vida – y sin ningún ánimo de brete- observamos que el gobierno concertacionista delegó el poder, dejando en dos regiones del país a cargo de los militares. Se me viene a la mente de forma inmediata una narración paradójica que sostuvo un filósofo- que paradójicamente no recuerdo su nombre- y decía algo así “¿Y si democráticamente se decide el fin de la democracia?”.